Empezaste de abajo

Tengo que contaros algo que me ha pasado en mi vuelta a mi pueblo.

Ayer fue un día muy curioso. Estaba en Cardedeu, el pueblo donde me crié, y vi a varios amigos de los de toda la vida.

Por la mañana quedé con Brian, un amigo al que veo muy poco pero que tengo gran aprecio.

Brian había trabajado conmigo en los remolques de comida, casi dos años estuvimos trabajando juntos. Fue, sin duda, el mejor trabajador que tuve.

Entre los dos nos coordinábamos a la perfección: él en la freidora de patatas y abriéndome panes, yo en la plancha con los bocadillos.

Habíamos conseguido proezas grandes: alimentar un concierto de 5.000 personas los dos solos, noches de +250 kg de patatas fritas y 500 bocadillos servidos, varios días seguidos de festivales…

comenzar trabajando sirviendo comida

Recuerdo una vez, en un festival de música en Roses, en el norte de Catalunya, en el que nos hacían montar por la mañana. Salimos a las ocho de la mañana de Cardedeu, a las once ya teníamos el remolque montado y todo listo, con lo que decidimos aprovechar ese caluroso día de verano e irnos a dar un chapuzón en el mar.

Brian nunca había estado en la zona del Cap de Creus, que es espectacular, y no conocía lo que eran los erizos de mar. 

No había dado dos pasos en el agua cuando salió gritando, se había ensartado un erizo en el talón del pie derecho.

Fuimos de urgencias al ambulatorio, le dieron una pomada pero no le pudieron sacar las espinas, que eran varias.

Traté de buscar un reemplazo para el concierto, pero no hubo manera: estábamos lejos y ya era tarde.

El tío estuvo más de doce horas de pie a mi lado trabajando, le mandaba a descansar cuando veía que yo podía con toda la faena. Cuando terminamos, a las nueve de la mañana, los organizadores nos propusieron pagarnos un extra por ayudarles a barrer, habían tenido un problema con el ayuntamiento y los barrenderos, con lo que necesitaban manos para barrer. Tuve que frenar a Brian, porque habría sido capaz de coger la escoba y pasarnos otras cuatro o cinco horas barriendo el recinto.

Brian era el Chuck Norris de los remolques de comida.

En otra ocasión, en Lleida, estuvimos tres días durmiendo de día en el suelo del remolque y trabajando las noches, “duchándonos” en los baños del Carrefour y cocinando en la plancha del propio remolque. Le había propuesto a Brian pagar un hotel, me dijo que prefería dormir así y ahorrar el dinero, los dos dormíamos en el mismo espacio y al finalizar le dí el dinero completo del hotel de ambos, además del pago de los días trabajados.

amigos

Ayer me preguntaba por lo que estoy haciendo en Costa Rica y cuando le explicaba me dijo:

Tú empezaste desde abajo eh y recordábamos estas anécdotas, de una época pasada en la que trabajábamos como burros cuando hacía falta, jornadas de más de cincuenta horas seguidas, imparables y estoicos, siempre con una sonrisa y buen humor.

Él ahora es encargado de sala en un restaurante de la zona, pero hace años que quiere emprender y nunca lo hace.

– ¿Por qué no lo haces? ¿Qué es realmente lo que te lo impide? – le pregunté-.

Se quedó pensativo, miraba a su hija de tres años, que jugaba en los columpios del parque donde habíamos ido después de tomar un café.

Te podría decir que ahora es por la niña, que no tengo tiempo, que me faltó dinero para arrancar… Pero solo son excusas. En realidad no lo he hecho por huevón. Incluso me apunté a varios cursos online de trading, veo videos de youtube sobre cómo montar tiendas online, en Amazon… Sencillamente, no lo hago.

Hace tantos años que nos conocemos que la honestidad aflora en sus palabras.

Le dije lo mismo que he dicho otras veces, a mucha otra gente:

Me sorprende como hay personas que a pesar de que han identificado exactamente el problema que tienen, lo que no les gusta, después de analizarlo conocen la solución del mismo y no hacen nada para resolverlo. 

Sencillamente, no lo entiendo.

¿Cómo puede ser mayor el miedo a intentarlo, que la frustración de no hacerlo?

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