Evitar destinos turísticos para vivir viajando

Es muy fácil repetir errores logísticos cuando se vive viajando (y cuando no, también). Ir a los típicos destinos de turismo es uno de ellos. Los Nómadas Digitales o viajeros perpetuos normalmente tenemos diferentes necesidades a las del turista frecuente. Además, es más probable quedarse más tiempo en el destino que el turista que está de paso y va a recorrerse un país entero en dos o tres semanas.

Por qué reflexiono sobre evitar ir a destinos turísticos

Me encuentro en Jacó, Costa Rica. Uno de los destinos turísticos de playa más conocidos del país, ubicado al lado de San José, los fines de semana se llena de capitalinos que vienen a la playa.

Jacó es el típico sitio turístico al que no me acercaría después de conocerlo, pero da la  casualidad que tengo amistades aquí, con lo que he terminado viniendo más de lo que esperaba.

Esta vez me estoy quedando en un hostel, de los más baratos que he encontrado (y cuesta una pasta si lo comparo con Nicaragua). La oferta aquí es mucha, mala y cara (no es exclusivo de Jacó, también pasa en otros lugar del país).

Para que aquellos de mi tierra se hagan una idea: Jacó es un Lloret en Catalunya o un Benidorm. Todo para el turista, sin personalidad, con negocios turbios, muchísima fiesta por la noche y un ambiente cargado y agobiante.

Por qué pienso que hay que evitar típicos sitios turísticos

El tema es que es demasiado fácil terminar en los típicos destinos turísticos, porque generalmente:

  • Están bien conectados.
  • El transporte es sencillo.
  • Salen en todas las guías.
  • Tienen mucha oferta de hospedaje.
  • Hablan totalmente en inglés.

Pero también tienen una contrapartida importante y es que:

  • Todo es más caro
  • Peor servicio
  • Mucha fiesta y poco descanso
  • Hay poquísimos espacios para trabajar
  • Poca oferta cultural

Cómo funcionan los precios turísticos

Cuando un destino turístico explota, lo que sucede es que hay una sobredemanda y, por lo tanto todos los precios suben, a la vez que aumenta la oferta y desciende la calidad.

Nuevos actores entran al mercado turístico que empiezan a ofrecer servicios más baratos, generalmente desplazando la población local y los negocios tradicionales.

En el momento en el que “se normaliza” la situación, el precio general ha subido, a la vez que ha disminuido la calidad de los servicios y se ha desplazado la comunidad local. Con lo que, en el peor de los casos: no vamos a conocer el sitio “real” porque ha quedado totalmente cambiado y amoldado al turismo.

Qué buscamos de un destino los que vivimos viajando

Si además de vivir viajando también necesitas trabajar mientras viajas (hay gente que no). Es muy posible que tengas unas necesidades parecidas a las mías.

Sitio para trabajar tranquilo, con un escritorio y buen internet. Esto se traduce a buenos hospedajes, cafeterías tranquilas, espacios de coworking… Comida saludable, gimnasios y algo de vida cultural, más allá de macrofiestas de borrachos con música a tope.

También se agradece tener una buena habitación o apartamento a un precio razonable, que sea algo más allá que un mero sitio donde dormir. Y que, sobretodo, se tenga un espacio para descansar. No hay nada peor que tener una habitación cerca de un sitio de fiesta y no pegar ojo en toda la noche.

Las ventajas de evitar sitios turísticos son evidentes: no tienes grandes aglomeraciones de gente, el servicio suele ser más barato y de mejor calidad, así como el lugar donde vayas a dormir. Además, la vida cultural local es más auténtica y normalmente va más allá que los tres o cuatro puntos turísticos donde tomarse la foto. Exposiciones, encuentros, comida real… Para mí, conocer un sitio es, sobretodo, mezclarse con su gente.

¿Y tú, eres de los que evita los destinos más turísticos o al contrario los buscas?

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