No hay nada más peligroso que un idiota con iniciativa.

Quiero compartir contigo un aprendizaje que estoy casi seguro del que te acordarás y que puede resultar extremadamente útil.

Es un aprendizaje que tuve de un pequeño empresario y que me ha ayudado muchísimo a la hora de delegar y, sobre todo, de relativizar problemas.

Tenía una empresa de logística y estábamos en un almacén de su propiedad, en el que había un follón increíble.

Casi nada estaba en su lugar, gente gritándose todo el rato y preguntando dónde estaban unas cajas que buscaban, era bastante caótico.

Él se fue a hablar con el encargado y en unos minutos volvió. Mientras nos marchábamos hablaba por teléfono con una persona, a la que acababa de ofrecerle el nuevo puesto de encargado. Se incorporaría al día siguiente.

Estaba bastante calmado y evidentemente frustrado.

No hay nada más peligroso que un idiota con iniciativa”.

almacen delegar iniciativa 

El hombre se culpó completamente del desastre del almacén, pues recaía en él la responsabilidad de que el encargado fuera competente o no.

Me explicó que el hasta ayer encargado había sido un buen empleado y como tenía mucha iniciativa y le ponía ganas, pues le había ascendido.

Pero que el chico era un desastre completo en organización y no paraba de probar sistemas extraños que habían llevado el lugar al completo caos.

Con los años me sucedió algo parecido.

En Nicaragua, a veces, me he encontrado a personas que tienen mucha predisposición a pegar unas liadas de campeonato. En realidad me he encontrado bastante frecuentemente con ello.

Al principio hace gracia, otras veces es tan increíble que no das crédito, luego te quema mucho y al final aprendes a convivir con ello.

Yo tenía una máxima: “Todo saldrá mal, siempre”. Así ya no me sorprendía cuando pasaban cosas. ¿Te pica la curiosidad? Aquí te enumero algunas:

  • Cuando fui a imprimir unas fotos de 60×90 en Blanco y negro para exponer en el museo nacional y me las entregaron en azul. No solo era la imprenta más cara del país, sino que el técnico me decía que así veían mejor.
    Se había equivocado con la tinta negra y le había puesto azul, jodiendo los cabezales de la impresora. Tardaron más de 20 horas en reparar el desastre.
  • Que en la gasolinera me preguntaran si quería revisar el aire de una rueda y a las dos horas terminar con dos de ellas sin aire. (esto me pasó dos veces).
  • Que otro mecánico me reparara una de las ruedas y se saliera en marcha a los pocos metros porque no había atornillado bien.
  • Que “el electricista” decidiera poner un fusible más alto de lo normal para un calentador de agua y me prendiera fuego no solo a toda la instalación eléctrica de la casa, si no que también al poste de la calle y dejara medio barrio sin electricidad.
    *Cuando le reclamé diciéndole que me podría haber matado, me contestó: “si hubiera pasado, ya no tendríamos ahora este problema”.
  • He visto a un tío montar a piezas una camioneta, ponerle una esponja de baño como filtro de aire y usar una cuerda a modo de frenos, es más, una vez tuve que saltar yo en marcha a enrollarla con un árbol. El siguiente invento fue una especie de ancla.
  • Un día a una finca cafetalera a la que estaba apoyando, uno de los trabajadores se cortó parte del dedo gordo de un machetazo mientras cortaba maíz.

Le vi el tajo al día siguiente e identifiqué pus en él. Pasaron dos días y le pregunté por el corte, estaba infectándose muy rápido.

Me lo llevé donde el doctor, conseguí antibióticos y se los di: 3 pastillas al día.

A los tres días más lo vi cojo y le pedí que me enseñara la herida. El chico había decidido abrir la pastilla de antibiótico y echarla directamente sobre la herida en lugar de tomársela.

¿Sabes qué pasó?
Que cuando fuimos al doctor le tuvieron que amputar buena parte del dedo e inyectar antibiótico.

*En el mismo sitio, otro doctor me arrancó una muela infectada sin anestesia a las pocas semanas. (esta vez fui yo el idiota con iniciativa, podría haberme muerto.)

idiota con iniciativa

  • Que mientras preparaba el fuego de una barbacoa le pidiera a una persona echarle sal a unas alitas de pollo y encontrármelas literalmente rebozadas como si se tratara de empanizador.

Esta fue solo unos días antes de que le pidiera a otra persona que “me lavara la sangre de la carne que acababa de cortar para cocinar” y encontrármela con agua con jabón y un estropajo.

De estas historietas tengo a patadas.

Algún día debería escribir un libro de historias para no dormir.

¿Lo bueno de todo esto? Que aprendes a ser MUY resolutivo. Casi nada pasa a sorprenderte y relativizas los problemas.

Dejas de pedir cosas y te aseguras de que todo esté bien. Creas protocolos, te avanzas a los posibles problemas y tratas de ser lo más autosuficiente posible.

Cuando aparece un problema aprendes a tomar responsabilidad de él y te centras rápidamente en encontrar soluciones.

El aprendizaje sería múltiple:

Ante un problema, siempre pregúntate: ¿Es tan grave? ¿Cuál es su solución?

pasa de todo con iniciativa

Cuando vayas a delegar algo piensa: ¿Es la persona adecuada? ¿Debería corroborar que está todo correcto?

Y, por último, si no tienes ni idea de algo: Antes de improvisar completamente, pregunta o infórmate de cuál es la mejor manera de hacerlo o, por lo menos, qué consecuencias puede acarrear.

No seamos idiotas sin control, ni permitamos depender de otros que puedan serlo.

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