Lo duro de vivir fuera y lo que nadie te cuenta de ser un expatriado.
Ser un expatriado es la forma “Cool” que tienen los estadounidenses de decir que eres un inmigrante. De hecho, la palabra expatriado tiene unas connotaciones clasistas que no me gustan nada. Da a entender que hay inmigrantes de primera y de segunda.
Si me has leído un poco, sabrás que aunque soy nacido en Barcelona, hace años que vivo en Nicaragua. Y lo hago porque considero que tengo una vida y posibilidades mejores que en mi lugar de origen.
Diferencias entre un expatriado y un inmigrante
Por desgracia, y por duro que suene, hay inmigrantes de primera y de segunda.
Expatriados:
Hay inmigrantes expatriados, que tenemos la elección de ir cómodamente a otro lugar para tratar de mejorar nuestra vida pero que llegamos a este lugar con todas las posibilidades que nos da nuestro status de ciudadanos del mal llamado “primer mundo”.
Para los expatriados, es relativamente sencillo pasar los trámites migratorios, conseguir el permiso de residencia, trabajo o abrir un negocio en el país de destino. Al cual normalmente llegan con total comodidad.
Inmigrantes:
En cambio, para los inmigrantes todo es extremadamente complicado.
Muchas veces, el camino para llegar al país deseado es un infierno, la vida allí es complicadísima y las oportunidades casi nunca aparecen.
El desastre personal de la inmigración:
Yo he visto hacer auténticas locuras a nicaragüenses para tratar de conseguir el famoso sueño americano. En vano la mayoría de las veces. Y también he conocido casos de emigrantes africanos que han pasado calamidades para poder alcanzar las costas europeas.
Es cierto que distinguir entre expatriados e inmigrantes es clasista, pero creo que es necesario. No por lo económico, sino por contextualizar las condiciones en las que se encuentra cada grupo.
Ni yo, ni ninguno de los europeos residentes en el extranjero que conozco, hemos pasado por nada semejante a lo que hacen los inmigrantes para poder llegar a ganarse la vida en tierra extraña.
Es justamente por eso que mi respeto para cualquier persona emigrada es enorme. Estar fuera de casa puede ser muy duro, pero mucho más si no tienes ningún tipo de recursos.
Dicho esto, voy a tratar de explicarte lo que supone para mi vivir tan lejos y lo que, desde mi experiencia en Nicaragua, puedo contarte.
La falsa percepción de la realidad de la vida de un expatriado:
Muchísimas veces me he encontrado gente que me ha dicho:
– ¿Vives en Nicaragua? ¡Qué suerte tienes!
Esta gente lo dice con total desconocimiento de lo que supone vivir fuera, casi siempre son personas que no han salido de su ciudad natal y que se creen que estar aquí es pasarse todo el día en una hamaca, en la playa, bajo un cocotero.
Vivir fuera significa salir de tu zona de confort
Para cualquier persona, vivir lejos de la familia y amigos, salir de su zona de confort y espabilarse por su propia cuenta, supone una carga muy importante.
De hecho, justamente este es el condicionante que hace que la mayoría de la gente, aunque le gustaría, no se atreva en dar el paso.
Tener el valor de marcharse solo a vivir lejos no es algo usual y demuestra una fortaleza interior que la mayoría de la gente no tiene.
Mi experiencia como expatriado:
El hecho de vivir en Nicaragua me ha supuesto muchísimas experiencias, algunas buenas y otras no tan buenas, que me han hecho crecer como persona.
Muchas veces he pensado, y seguramente lo seguiré pensando en un futuro, de regresar o de cambiar de lugar donde vivir. Pero, por el momento, resido aquí y es donde tengo mi “centro de operaciones”.
Básicamente yo decidí irme a vivir en Nicaragua por los siguientes motivos:
- Coste de la vida bajo.
- Oportunidades en general.
- Carga impositiva muy cómoda.
- Conozco el país y a su gente.
- Puedo hacer proyectos sociales con los que me siento realizado.
- Clima cálido.
- Naturaleza y paisajes increíbles.
Coste de la vida bajo: Lo he explicado varias veces y lo he explicado bien en este artículo. Para mi, mantener un coste de vida bajo es imprescindible para alcanzar la libertad financiera. En Nicaragua puedo tener un coste de vida básico de 150-200USD mensuales.
Lo que me permite tener muchísima libertad de movimiento y no tener que preocuparme demasiado en mi sustento. Además de permitirme ahorrar muchísimo.
Oportunidades en General: Supongo que es lo mismo en cualquier otro país en desarrollo. Nicaragua es un país pequeño en el cual, con un poco de vista y buenas decisiones, puedes sacar adelante casi cualquier proyecto que te propongas y ser exitoso.
Hay poca competencia y haciendo bien las cosas, es fácil destacar.
Carga impositiva muy cómoda: Las leyes fiscales en Nicaragua son mucho más benevolentes que las que hay en cualquier país europeo. Y muchísimo más que las que hay en el estado español. Donde con sus impuestos a los autónomos y pequeñas sociedades dinamitan la mayoría de las iniciativas de emprendimiento.
Conozco el país y a su gente: Antes de decidirme a trasladar mi residencia aquí ya había pasado largas temporadas y me había empapado de la manera de vivir que tienen los nicaragüenses.
Además de conocer bien la geografía nacional y las precauciones a tomar para evitar problemas. Si yo no hubiera conocido bien previamente el país, dudo mucho que lo eligiera como sitio de residencia.
Puedo hacer proyectos sociales con los que me siento realizado: Es difícil de explicar la sensación de satisfacción que produce saber que, con tus actos, has cambiado, literalmente, la vida de un grupo de personas que lo necesitan de verdad.
Aunque en el mundo de las ONG’s me he encontrado con continuas decepciones, aquí tengo la opción de colaborar con proyectos o emprender acciones propias puntuales que literalmente cambian vidas.
Además de conocer a personas excepcionales, te das cuenta de que, con un poco de trabajo, puedes mejorar la vida de la gente que te rodea.
Clima cálido: No me gusta el frío. Es algo que recuerdo cada vez que paso frío. Para mi es algo muy positivo vivir siempre en un clima cálido y poder disfrutar todo el año de espacios exteriores.
Naturaleza y paisajes increíbles: Todavía hay muchos parajes vírgenes, islas preciosas, volcanes, playas vacías… Una de mis pasiones es la fotografía y en Nicaragua puedo practicar continuamente en unos parajes naturales preciosos.
La parte negativa de ser un expatriado:
Por otro lado, vivir aquí tiene una parte negativa que también pesa mucho:
- Hay una cierta inseguridad.
- Economía volátil.
- Estoy solo de verdad.
- Hay enfermedades tropicales.
- Choque cultural enorme.
- Servicios médicos precarios.
- Falta de infraestructuras.
- Vida social prácticamente nula.
- Gastronomía muy limitada
Hay una cierta inseguridad: Aunque es el país más seguro de centroamérica, Nicaragua tiene delincuencia y hay que tomar medidas en tu día a día para no lamentar posibles problemas.
En realidad, cómo la prevención ya la tengo totalmente integrada, de esto me doy cuenta cuando viajo a Europa, donde puedes pasear por cualquier ciudad a la hora que quieras sin preocuparte.
Economía volátil: Hay muchísima inflación y devaluación de la moneda, lo que hace que no haya una estabilidad económica como la que estamos acostumbrados en países occidentales.
Para que te hagas una idea: En el año 2006, un dólar estadounidense equivalía a 15C$ (Córdobas de Nicaragua), Actualmente, a finales del 2017, la tasa de cambio es de 1USD= 30,35C$.
Lo mismo ha pasado con los precios de las cosas: En el 2006 la libra de frijoles (la comida básica de Nicaragua) costaba 4-5C$ y recientemente ha llegado a precios de 27C$.
Más allá de lo anecdótico de la variación del coste de la comida con los años, una inflación generalizada supone un problema económico muy serio para el país. Y puede poner en riesgo las inversiones que se hagan en él.
Estar solo de verdad: Es algo de lo que no te das cuenta hasta que te pasa algo grave. Es un tema con el que he hablado muchas veces con amigos que viven en el extranjero pero dentro de Europa. A cuanto más lejos, más exagerada es la sensación.
Sucede que, cuando te pasa algo grave y no tienes a quien acudir, te das cuenta de que estás totalmente solo. No tienes amigos íntimos ni familia a la que solicitar apoyo y el vacío que genera es enorme. Una sensación de desamparo total.
Enfermedades tropicales: Es algo natural e indómito de los países del trópico. Pero se pasa muy mal. Yo he tenido un poco de todo y en algunas ocasiones he estado con fiebres altísimas que me han llevado al delirio. En Nicaragua no hay enfermedades tan peligrosas como las que puede haber en algunos rincones de África o Asia, pero sí las hay que no son ninguna tontería. El dengue, Chikunguya, las Amebas o los parásitos intestinales, están a la orden del día y se pasa fatal cuando los pillas.
Choque Cultural Enorme: Para mi es el principal problema con el que me encuentro en Nicaragua.
La cultura de los nicaragüenses, y sobretodo de la gente de la zona rural, es extremadamente distinta a la occidental.
Con lo que establecer relaciones de amistad, entablar conversaciones interesantes o disfrutar de espacios en común es extremadamente complicado.
Siempre he reusado sociabilizar exclusivamente con otros extranjeros y he tratado de integrarme al máximo en la forma de vivir nicaragüense, pero el choque cultural es tan abismal que, con los años, te da cuenta que hay distancias que son demasiado grandes.
Servicios médicos: Pues son los que son en uno de los países más pobres del mundo. De hecho, ya es suficiente de agradecer que tenga servicios médicos gratuitos para cualquier persona, herencia de la Revolución Sandinista.
Pero son muy sencillos y carecen de muchísimas cosas, la opción privada es extremadamente cara (modelo estadounidense) y tampoco es garantía de nada. En Nicaragua es mejor tratar de mantenerse sano.
Falta de infraestructuras: Pasa lo mismo que con los servicios médicos. Aunque en los últimos años han mejorado muchísimo en cuanto a desarrollo de carreteras, en las zonas rurales muchas veces es complicado moverse, sobretodo en la temporada de lluvias, con lo que ir de un punto a otro requiere de mucha paciencia y tiempo.
Lo mismo pasa con la conexión eléctrica, que también ha mejorado muchísimo en los últimos años, pero que sigue sufriendo cortes continuamente, y el sistema de internet, que además de ser extremadamente lento y caro, sufre interrupciones casi diariamente.
Vida social prácticamente nula: Las diferencias culturales hacen que la vida social se reduzca drásticamente y el concepto de amistad que tienen los centroamericanos es muy distinto al que se tiene en Barcelona.
Gastronomía muy limitada: Me ha costado años darme cuenta de ello, porque en realidad a mi no me desagrada la comida nicaragüense y me he pasado años desayunando, comiendo y cenando Arroz con Frijoles.
Pero sí, la gastronomía de Nicaragua cansa y hay muy pocas opciones, además de que normalmente se utilizan aceites de muy baja calidad y hay una tendencia generalizada a freir absolutamente todo. Con lo que la comida es más bien poco saludable.
En los supermercados se encuentran escasos productos de importación que se venden a precios totalmente desorbitados.
Conclusiones de ser un expatriado:
Como ves, vivir en Nicaragua dista mucho de estar en un cocotero en la playa tumbado. Aunque reconozco que trato de pasar el máximo tiempo que puedo así.
Irse a vivir en el extranjero no es una decisión sencilla y no siempre tiene éxito. Puede resultar muy frustrante, deprimente e incluso peligroso.
Aunque ser un expatriado no tiene ni punto de comparación en lo que sufre un inmigrante económico o un refugiado.
Nosotros tenemos la suerte de poder probar, ver si nos gusta, y volver a nuestro país de nacimiento cuando queramos.
¿Vives en el extranjero? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.

Una secuencia de correos a la que hemos llamado: "DÉJATE DE HOSTIAS"
Ya somos más de 7.000 personas que nos dejamos de hostias y hacemos cosas.
Genial aporte, gracias por contar tu experiencia…saludos!
Hola Carles.
No sé como he llegado a esta página. Pero su lectura, me ha hecho medio-sonrreir.
Eres de Barcelona y vives en Nicaragua.
Soy de Valencia y vivo en Gabón.
Cuantas coincidencias en lo que cuentas. Aunque lo que más destaco es el de las enfermedades (aquí el paludismo) y los hospitales. Son muchas, muchas cosas a contar en estos casi 4 años.
Ha sido agradable la lectura.
Un saludo.
Hola Ana! Gracias por tus palabras. Ojalá que te veamos más por aquí 🙂
Tengo dudas sobre el cambio brusco de cultura y la nula vida social. Me gustaría saber más sobre eso, más info y tal por curiosidad. El porqué y cómo es eso allí (la cultura, sus vidas sociales, cómo se divierten etc). Porqué también es difícil hacer amistades, socializarse
Felicidades….circunstancialmente he encontrado este tu sabio entendimiento en todo lo relacionado con abandonar nuestra patria, (sin importar los motivos o demás circunstancias).
Yo empecé mi periplo allá por el año 1981, comenzando por Cuba y Nicaragua, terminando por recalar en Costa Rica, donde descansaran mis huesos algún día de estos, pues el tiempo ni se compra ni se puede alargar en el atardecer de la vida. Animo a todos los que todavía pueden y desean soñar. Pues sin importar si ganamos o perdimos con nuestras decisiones, por lo menos nos arriesgamos. Pedro Alfredo Beúnza